Seis días por semana y por las mañanas es la frecuencia recomendable para la práctica del Yoga, aunque en occidente, encontrar tiempo para seguir este programa durante un largo periodo supone todo un reto. No obstante, aunque tan sólo le podamos dedicar dos o tres días por semana, nuestro cuerpo y nuestra mente lo agardecerán.
A estos días que, por falta de tiempo o quizá por no disponer del espacio físico apropiado, no podemos practicar Yoga, hay que añadirle algunos otros que por su naturaleza resultan inadecuados para la práctica, como lo son los días de luna llena y luna nueva.
Está científicamente estudiado que, como parte de la naturaleza y como seres humanos que somos, la actividad del sistema solar influye en nosotros. Al igual que ocurre con la acción de las mareas, hay que recordar que nuestro cuerpo está formado por más del 60% o 70% de agua.
En concreto, se entiende que debemos evitar practicar Yoga “23 horas antes del momento exacto de una luna nueva o llena”. Son momentos en los que nuestra mente está más dispersa, y por lo tanto disminuye nuestra concentración, con lo que el cuerpo estará más expuesto a sufrir lesiones.
No obstante, los días de luna nueva o llena podemos realizar otro tipo de ejercicios de desarrollo personal suaves y relajantes acordes al momento. También resulta adecuado dedicar estos días a la práctica de pranayamas (ejercicios de respiración) o meditaciones.