Cierto día, los alumnos de un sabio maestro, le preguntaron cual era la forma más rápida y más segura, de alcanzar la felicidad.
El maestro, se quedó un momento pensando… buscando la mejor manera de explicárselo.
Así que, tras un momento de reflexión, les entregó un globo de color rojo a cada uno.
Y les pidió que escribieran su nombre en él.
Una vez terminaron de escribir sus nombres, los invitó a que lanzaran sus globos al aire.
Los alumnos así lo hicieron.
Y los globos cayeron esparcidos por toda la clase.
Después, les pidió que salieran fuera de ella.
Pasados unos minutos, el maestro invitó a los alumnos a regresar al aula.
y les dijo:
– “Encontrad vuestro globo en menos de 1 minuto”.
Alborotadamente, cada alumno intentaba recuperar el globo con su nombre.
Pero como todos lo globos eran del mismo color, los alumnos se desesperaban y peleaban por encontrar el suyo, corriendo de un lado para otro en la clase.
Haciendo imposible que ninguno de ellos encontrase su globo.
Entonces, el maestro, les pidió que parasen.
Y como no le oían, gritó:
– Deteneos, parad… comencemos de nuevo.
– Coged el globo más cercano y entregádselo a su dueño.
Y así lo hicieron.
Al proceder de esa manera, todos los alumnos recuperaron su globo en menos de un minuto.
Entonces, al maestro añadió:
– Ya habéis visto lo que ha ocurrido
– Al centraros en encontrar vuestro propio globo, habéis perdido mucho tiempo.
– Os habéis puesto nerviosos, angustiados…
– Mientras que ayudándoos unos a otros, la tarea se ha podido completar rápidamente.
Lo mismo ocurre con la felicidad.
Si nos centramos únicamente en buscar la nuestra, tardaremos muchísimo tiempo en encontrarla.
Sin embargo, si ayudamos a los demás a encontrar la suya, lograremos la nuestra de una forma mucho más sencilla y sosegada.
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Música:
Melodic Interlude Two by Alexander Nakarada
Link: https://filmmusic.io/song/6394-melodic-interlude-two
License: http://creativecommons.org/licenses/by/4.0/