Cuando agradecemos, nos conectamos con ese sentimiento especial de bondad y generosidad, que nos permite dar lo mejor de nosotros mismos con verdadero amor, sin reservas.
Cada mañana, cada noche… y siempre que podamos, deberíamos pararnos un momento y dar gracias por ser como somos, por tener lo que tenemos… dar gracias por, simplemente, tener la oportunidad de existir y vivir ese momento presente único e irreemplazable.
Cuando nos damos cuenta de las miles de cosas que podemos agradecer, cambia nuestra percepción del mundo, mejora la forma de conectar con otras personas y se nos otorga la posibilidad de convertirnos en Creadores con mayúsculas, puesto que la gratitud, la bondad y el amor son emociones esenciales cuando se desea trabajar la Ley de la Atracción.
El simple hecho de poder caminar por nuestra ciudad, de ver cada mañana a nuestros seres queridos, de escuchar música, de leer un buen libro de aventuras, de comer lo que nos gusta… ya son, en sí mismas “bendiciones divinas”.
Resulta que no todas las personas pueden realizar todas las actividades que nosotros llevamos a cabo a diario, en cambio muy pocas veces nos paramos para otorgarles la importancia que tienen.
Si llueve, podemos agradecer la bendición que supone que los campos se rieguen, que los embalses de llenen… si luce el sol, podemos agradecer la posibilidad de salir al campo o a la playa a disfrutar de la compañía de nuestros amigos o de nuestros hijos. Incluso tras un incendio se nutre la tierra y se regenera la vida.
Agradeciendo las cosas aparentemente más pequeñas, estamos reconociendo que existe una energía superior, esto nos enfoca en la abundancia y nos permite maravillarnos del auténtico milagro que resulta nuestra existencia.
La gratitud más evidente es la que nos han enseñado desde niños, la de “dar las gracias” por algo que nos ofrecen, no obstante, si queremos trabajar a un nivel superior debemos de enfocarnos en agradecer situaciones, personas y objetos con algo más de sentimiento, para que nuestro nivel vibracional se incremente y el Universo nos recompense en la medida que deseamos que lo haga.
Nuestra meta debe ser alcanzar el nivel más avanzado de gratitud, que se manifiesta cuando nos sentimos agradecidos por el simple hecho de existir, por tener libertad de elección, por tener la oportunidad de aprender de nuestros errores, por la sombra de los árboles de la calle.
Cuando estás creando una lista de agradecimientos, observarás que vas de menos a más dentro de ti, comenzando por los bienes materiales que posees, pasando por tu familia, tu salud… culminando finalmente con un sentimiento de profunda gratitud por el solo hecho de “Ser”.
Lo que estarás experimentando entonces es una emoción íntimamente ligada al amor, la energía que todo lo puede; no existe la pena, ni la rabia, ni la culpa, ni la pérdida, ni tan siquiera el miedo, se trata de una especie de rendición consentida a la evidencia divina.
La finalidad no es experimentar un sentimiento de gratitud forzado varias veces al día, si no que se vuelva parte de nuestra personalidad, de nuestra forma de enfocar la vida, de este modo la Ley de la Atracción acelerará el proceso creador, entregándonos más de aquello que deseamos y agradecemos, haciendo surgir las oportunidades laborales y personales necesarias para que se cumplan nuestros sueños.
A todos nos gusta recibir muestras de gratitud de otras personas, no obstante, en vez de sentarnos a esperar, podemos ponernos en marcha demostrando – con hechos – que hemos valorado positivamente sus acciones hacia nosotros.
Podemos enviar notas sinceras de agradecimiento a nuestros socios, amigos o jefes. Este tipo de acciones siempre son bien recibidas y a buen seguro estaremos abriendo las puertas de sus corazones, sobretodo si lo hacemos de forma desinteresada y sincera.